Un hombre persigue a una mujer y a la vez persigue un fantasma –quizás sea lo mismo– por las calles de San Francisco. A partir de ahí, todas las interpretaciones son posibles si hablamos de ‘Vértigo’. A casi 70 años de su estreno, la película emblemática de Alfred Hitchcock sigue generando literatura y pasiones encontradas. Manuel Arias Maldonado (Málaga, 1974), catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad de Málaga y ante todo cinéfilo, se adentra en este bosque de símbolos en ‘Ficción Fatal’ (Taurus) y nos trae, de vuelta de la pantalla, un mensaje sobre las diferencias entre ver y mirar y el peligro y la gloria de nuestras ficciones.

Me gustaría empezar haciendo una rápida hermenéutica del hermeneuta. ¿Por qué, de entre la vasta historia del cine y la vasta obra de Hitchcock, eliges Vértigo? ¿Qué crees que explica sobre ti esta elección?

Hay una razón genuina y biográfica y otra prioritariamente oportunista. La genuina es simplemente que desde que vi la película por primera vez, de adolescente, me capturó, y desde entonces la he visto con frecuencia y la he pensado de manera diferente. Nunca ha dejado de fascinarme, más que otras películas de Hitchcock, aunque no mucho más que otras que me gustan mucho como Con la muerte de los talones o 39 escalones. Supongo que lo que dice de mí es que tengo un temperamento un tanto romántico, aunque, como la propia película, con los años uno le ve el truco. La otra razón, la oportunista, es que es una película que sigue capturando el interés de mucha gente, compite en las listas de las mejores de la historia y es icónica en muchos sentidos. Es más apetecible, de cara a la industria editorial, sacar un libro de Vértigo.

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