Creciendo en densidades, de tal forma
que en un siglo cercano serás sólido.
Plinto gigantesco y azul con suave rosa
mojándote la piel en el crepúsculo.

Toda tu blandura maleable,
la que ahora soporta nuestros cuerpos,
cuajará entre sus sales olorosas
y una pista bruñida serás íntegro.

¿Quién irá por tu suelo, el ya tan prieto
como ahora es de líquido oleoso?
¿Qué criaturas oirás que se deslicen
embriagados de ti, por tu infinito?

Te presiento en la piedra de ti mismo,
mineral tu presencia, la que en lenta
fugitiva evapora, suavemente
su corpóreo espesor de algas y yodo.

Devenir del Mar Menor
Carmen Conde (1962)

Antecedentes

En este poema de su poemario dedicado al Mar Menor, publicado en 1962, Carmen Conde teje una visión profética que captura la esencia transformadora y las amenazas latentes sobre este cuerpo de agua. Su pluma, cargada de sensibilidad ecológica, presagia la transmutación del Mar Menor, visualizándolo en un futuro no muy distante como un ente sólido, una vastedad que crece en densidades hasta adquirir la rigidez de lo inerte. Este cambio simbólico, donde las aguas se tornan en plinto azul tocado de rosa al crepúsculo, evoca la alteración profunda impuesta por el hombre — la antigua minería, la urbanización, la agricultura intensiva, el pulso incesante del turismo que imprime su marca en la naturaleza.

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